viernes, 30 de noviembre de 2012

Quítame la venda…sin anestesia.

¡Buenas tardes! En esta entrada dejo un monólogo de Anatomía de Grey, para mí una serie simplemente genial!
Esta es una de las reflexiones que más me gustó, aparece en la segunda temporada, en los capítulos finales.
Habla del tiempo, porque debemos ser pacientes y dejar que pase para curar las heridas...




Siendo médicos, tenemos a los pacientes diciéndonos continuamente como hacer nuestro trabajo “solo coselo, ponme una tirita y mandame a casa”, es fácil dar una solución rápida cuando no entiendes demasiado, no conoces los daños colaterales, o, simplemente, no sabes lo profunda que es la herida. El primer paso para la verdadera cura es saber exactamente que enfermedad se sufre, pero eso no es lo que la gente quiere oir. Se supone que tenemos que olvidar el pasado que nos trajo aquí, ignorar las complicaciones futuras que puedan surgir, e ir directamente al “arreglo rápido”.
Como médicos, como amigos, como seres humanos, todos intentamos hacer las cosas lo mejor que sabemos, pero la vida está llena de giros inesperados y justo cuando parece que tu barco llega a tierra, el suelo bajo tus pies se mueve y te tira al suelo, si tienes suerte solo te harás un moratón o un cortecito que podrás tapar con una simple tirita, pero algunas heridas son más profundas de lo que parecen en un principio y se necesita más que un “arreglo rápido”, con algunas heridas te tienes que quitar la tirita, dejarlas respirar y darles tiempo para respirar.
                                                                                                                          Meredith Grey

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